El foro del pan

Menuda reportaje Ibán!
Me he emocionado... verdad. Me acordé de mis abluelos paternos, del horno de piedra que tenían en la cocina, de los buenos panes que he podido comer de niña.

¡Gracias y enhorabuena!

Buenas.

Llevo meses haciendo panes, cada día un poco mejor gracias a vosotros. No he escrito nada porque considero que no tengo mucho que aportar, comparado con vuestros panes.

Sin embargo este estupendo post de Ibán me ha parecido simplemente impresionante. Muchas gracias.
Y te debo varias, eh?. Gracias por la masa madre que tengo en mi nevera. La hice con tu vídeo. Gracias por los programas de Robin Food; los tuyos y los otros. Gracias por el foro. Gracias por el pan de trigo, centeno, pasas y nueces. Gracias por la Romertopf de Ikea.

Has conseguido que me pronuncie en el foro, porque este esfuerzo por compartir con todos la emoción de este viaje realmente me ha conmovido. Enhorabuena.

El hornear de esta forma en hornos comunitarios no es tan ajeno a nosotros. Mis padres se acuerdan perfectamente (yo tengo 37). Hasta el 52 había cartilla de racionamiento para los alimentos básicos. El pan también estaba racionado. Hay mucho recuerdo del pan pan, pero la realidad es que era muy difícil comer pan de calidad para el ciudadano de a pié.
A mí me han gustado un par de libros de Juan Eslava Galán que tratan sobre el tema. Uno es "Tumbaollas y hambrientos" que trata de como y qué se ha comido en España desde la antigüedad hasta la actualidad. De lo más interesante que he leído el año pasado. El otro es "Los años del miedo", que trata de las penurias de la larga posguerra, y hay muchas referencias al pan y al racionamiento.
Esta dificultad de comer buen pan es la que ha generado aversión a panes integrales o de otros cereales en una parte importante de la población. Era imposible comer pan blanco, así que ahora el que no es blanco nuclear sigue habiendo gente que lo considera "de pobres".
Esta nochevieja llevé el consabido pan de trigo-centeno-nueces-pasas y mi suegra dijo algo como que no se comía eso tan negro ni muerta. Y fíjate, luego se lo comió estupendamente con quesos franceses bastante fuertes. Pero el rechazo atávico queda.

Un saludo a todos.

Por alguna razón me había pasado por alto este hilo. Lo he leído todo de una tacada. Emocionante de verdad, difícil añadir algo nuevo a los comentarios que habéis hecho todos.

Impresionante reportaje Ibán. Sabes llegar al corazón de todos los que te leemos y por eso nos emocionas, al menos en mi caso, lo has conseguido. Enhorabuena.

A veces cuando hablo con mis padres que son muy mayores (ambos tienen 85 años) y me cuentan las necesidades por la que han pasado, parece imposible que se pueda vivir con tan poco. Al comienzo de los años 30, el padre de un amigo suyo era panadero en el pueblo, todas las tardes lo acompañaban sobre las 7 de la tarde a preparar la liuda que se hacía con un trozo de masa del día anterior, para así tener el prefermento listo para preparar la masa sobre la 1 de la madrugada y posteriormente hornearla al amanecer. A diario, este buen señor escondía un pan para que su hijo y mi padre, que le acompañaba siempre, puedieran comérselo; éste era el único pan que mi padre comia todos los días. Más tarde llegaría la guerra y la postguerra, ahí ya no lo probaba. En la familia de mi madre eran nueve personas y les daban dos bollitos a la semana, pero éstos se guardaban "para los que trabajaban", refiriéndose a su padre y un hermano mayor. Algún día a la semana, los demás podían comer pan, pero comerían el que ya estaba muy duro (igual tenía 15 días) y los hombres ya no se lo podían llevar al trabajo.

Ahora, ellos compran el pan mas blanco que se pueda encontrar, nomalmente pan de masa dura (pan sobao) y siempre les sobra, porque como ellos dicen: "Bastante pan negro y sopas de harina amarilla hemos comido en los tiempos del hambre, y ahora no pasa ná porque sobre un poco".
A veces no nos paramos a pensar que, dentro de poco tiempo, ya nadie nos contará esto en primera persona.

Preciosa historia la que nos cuentas Ibán. Gracias.

¡Qué historias más emotivas! Gracias, Ibán, por el reportaje. Y a los demás por las historias familiares que compartís.

Pués sí, parece que en esa época, en la provincia de Cáceres (probablemente, en esos tiempos, también en otras partes) la tabla que llevaba Bernardina en la cabeza , llena de panes, era una manera habitual de "transporte".
Ibán, no llegó a encontrar a Bernardina, ella ya no está, pero Silvestra Mahíllo Garrido nacida en ¿Valdeobispo? en 1912, con 102 años, al parecer todavía vive, y lúcida.
Silvestra también llevó esa tabla cargada en la cabeza, sólo que dice que en ella transportaba harina para la tahona del pueblo. No sería de extrañar que también hubiera cargado panes como Bernardina.

"Silvestra caminó descalza hasta los 16 años. "Los hombres trabajaban y tenían antes los zapatos", explica una de sus hijas. La anciana se ha dedicado toda su vida a la agricultura. "Yo segaba y segaba. He recogido algodón, pimientos, garbanzos. Cuando más hambre pasé fue en el 45", dice. "Y segaba, segaba mucho", repite con la memoria fresca de los viejos cuando los recuerdos son muy antiguos. También trabajó llevando en su cabeza una tabla donde transportaba harina para la tahona del pueblo"