Me ha pedido Vera que lo ponga, aquí está. Para hacer pan en casa (y eso es lo bueno) no hace falta nada más que un horno (y ni eso, ya que se puede hervir, cocer al vapor, microondas, freír, etc.), pero vamos, que el encanto que yo le encuentro es la sencillez e inmediatez. Algo que no tiene, por ejemplo, hacer cerveza (algo que me atrae mucho pero que me echa para atrás por la de trastos que he visto que hacen falta). Dicho esto, y como con todo en la vida, pues si le pones atención y cariño, y le dedicas parte de tu tiempo, acabas "picando", comprándote "caprichitos"; que si un cesto de fermentación, que si una cuchilla para cortar, etc. Cosas todas que no son imprescindibles, pero que te ayudan. Lo mismo pasa con la fermentación. Lo maravilloso de fermentar en casa y no tener que seguir el horario de una panadería (que tiene que tener listo el pan a una hora fija) es que la temperatura no es crítica, siempre puedes esperar un poquitín más a que el pan termine de fermentar o bien buscarte soluciones. Una solución es hacerte una "cámara de fermentación" casera. La idea es sencilla, poder mantener una temperatura constante durante la fermentación; y, a ser posible, poder manipular esa temperatura a tu antojo. El primer instinto es buscar un punto "cálido" en la casa (o frío, según lo que necesites). Para crearlo puedes utilizar una fuente de calor; ya sea la bombilla del horno apagado, un bol con agua caliente en un armario, etc. El único punto débil de estos métodos es que: - no puedes calcular la temperatura con mucha precisión - no puedes mantenerla estable Al menos no puedes hacer estas cosas sin estar mucho encima. ¿Qué necesitas? - un termostato, que encienda y apague el "elemento calefactor" - un elemento calefactor que no sea agresivo, directo o "unidireccional" (como la bombilla del horno, que sólo da calor desde un punto y puede secar la masa).
Hace años tuve un acuario, así que me acordaba de que tenía una resistencia calefactora para agua con un termostato que la encendía y la apagaba. Así que, este invierno, aprovechando una semana en que se me rompió el calentador y llegué a los 13º dentro de casa... pues se me encendió la neurona. ¿Por qué no buscar algo parecido para el pan? La solución no me la dio un acuario para peces, sino un terrario para reptiles. Resulta que los reptiles viven a temperaturas muy "panarias", y encima necesitan un calor suave y constante. Existen lámparas que dan calor, pero también hay mantas y filamentos calefactados, que dan un calor suave, uniforme, son sumerjibles y se pueden doblar/moldear a tu antojo. Así que, con un poco de investigación descubrí que hay diferentes longitudes (y potencias) de cable calefactado. Yo tengo la de 7 m y 50 W, hay de menor tamaño.
El cable gris claro es la resistencia calefactada. El cable negro es la sonda del termostato. También es sumergible, así que, si te pones fino, podrías introducirla en la masa para saber la temperatura interior de fermentación (yo me limito a tomar la temperatura del habitáculo). El termostato muestra las temperaturas, sorprendentemente panarias de nuestros amigos los reptiles. En principio me dijeron que lo vigilara, porque tampoco son temperaturas "fijas", sino más bien un indicador, que a lo mejor tenía que "calibrarlo", pero he visto que va bastante fino, la verdad. En la foto el cable está en el horno, normalmente uso un armario de madera como "cámara". Lo bueno del cable es que lo puedes doblar y acondicionar a la forma deseada, poniéndolo más cerca o lejos de la masa.
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